jueves, 3 de abril de 2014

La compleja condición de ser mujer

Recuerdo de niña ver a Nacha Guevara mirándose al espejo cantando “Me guuuusta ser mujeeeerrr”. Hoy, que soy mujer, me doy cuenta que ese canto era una especia de mantra para el autoconvencimiento.
No es que no me guste ser mujer, pero es que es MUY difícil ser mujer. Es mucha presión! Cómo no parecer unas locas si vamos por la vida buscando siempre el equilibrio entre cosas bastante difíciles de equilibrar?

Tenés que tener una carrera y desarrollarte personal y profesionalmente, capacitarte, perfeccionarte, en lo posible ser emprendedora…  pero sin descuidar a tus afectos. A tus hijos tenés que dedicarles tiempo de calidad, compartir momentos, pero sin invadir su espacio. Estimularlos con actividades pero sin agobiarlos. Ponerles límites sin dejar de ser una madre amorosa y comprensiva. Vivís entre el “Duérmete niño” y la crianza con apego.



Si sos soltera tenés que tener novio, así que tenés que salir, conocer gente, divertirte… pero no vaya a ser cualquier tirado, vago que mantener. Y cuando tengas novio, te van a preguntar cuándo te casas. Y cuando te cases, mientras les das el souvenir, te van a preguntar cuándo vas a tener chicos. Y cuando tengas el primero y todavía no te hayan sacado el suero, te van a preguntar: “Y para cuándo la parejita”?

Tampoco hay que descuidarse. Tenemos que estar en forma, realizar actividad física, comer sano, ir a la peluquería, tener las manos y los pies hechos, estar depiladas, perfumadas y siempre bien dispuestas! Nuestras parejas pueden tener panza, estar pelados y no poder correr ni el bondi, pero si nosotras tenemos algún kilo de más 10 meses después de parir, la gente es mala y comenta:  “y… se dejó estar”… o te preguntan si estás embarazada… otra vez.

Si los hombres están alterados, insultan y te contestan mal, pobrecitos, hay que comprenderlos, su trabajo es estresante, la presión es tremenda!!! Pero a vos, mujer, ni se te ocurra levantarte de mal humor porque se viene el: “Qué? Te vino?”. Cuando ellos no tienen NI IDEA lo que es lidiar con un dolor menstrual justo el día que tu jefe se levantó con el pie izquierdo o tus hijos vuelven sacadísimos del colegio.

Las mujeres tenemos que encontrar un tiempo para nosotras mismas, cultivar nuestras amistades y tener un espacio personal, pero sin descuidar tu relación de pareja. Tenés que innovar para no caer en la rutina pero no demasiado para que no salgan despavoridos con tu propuesta swinger. Tenes que demostrar interés pero sin acosarlos. Celarlos para que se sientan queridos pero sin pasarse. Ah! Y acordate de estar en forma y comer sano para que te quede linda la tanga de leopardo. Y no te olvides del tiempo de calidad para tus hijos!

Y como si esto fuera poco, tenés que hacer de tu casa un hogar. Tenés que lograr en esos 63,26mts cuadrados en los que viven 4 personas, que los espacios sean funcionales, prácticos, con áreas bien definidas, para trabajar, para relajarse, para dormir… y que tengan calidez, que te “inviten” a quedarte y compartir momentos en familia, o con amigos. Ayyyy los amigos!!! Es que los hombres solamente ponen un día, hora y lugar y se juntan. No tienen que preocuparse por quién cuida a los chicos, o si la más grande tiene examen mañana, o que hay ropa que lavar y está anunciado lluvia (y obviamente, no tenés qué ponerte).

Nosotras, mujeres, tenemos que sincronizar estas agendas apretadísimas, llenas de actividades, compromisos y listas de cosas por hacer, con otras mujeres, que tienen sus propias actividades, compromisos y cosas por hacer, para poder encontrar un minúsculo espacio de tiempo, que termina siendo el domingo desde las 13.22, hora en que el marido de Fulana se va a jugar al fútbol con los amigos y las 15.07, hora en que tenés que llevar a tu hijo de 5 años a un cumpleañitos…

Todo, para que ellos, hombres insensibles, nos digan: “Pero Fulana es tu amiga? Si no se ven nunca!”.  Ahhhhh pero ni se te ocurra ponerte loca! Porque ahí sí, te recibís de histérica, con diploma de honor!

Por eso en esos días en que mi casa está dada vuelta, son las 9 de la noche y mi marido todavía no llegó a casa, los chicos tienen hambre, y sueño, y están saltando en el sillón al son de la Mouskemarcha, yo tengo trabajo pendiente y acabo de romper la dieta clavándome un chocolate, no me queda otra que hacer como la gran Nacha y encerrarme en el baño y frente al espejo, repetir cual mantra: “Me guuuuusta seeeeer mujeeeeeeer”