miércoles, 28 de mayo de 2014

Los implacables... salones infantiles!

Hola! He regresado! Creían que mis andanzas habían terminado? Para nada! Recién comienzan…

Fueron unos meses muy movidos, con muchas actividades, entre las cuales estuvo el cumpleaños de mis hijos!! Ahhh los cumpleaños!! Esos eventos inolvidables! (porque te aseguro que JAMAS se te olvidarán!)

Cuando uno tiene hijos se mete en el mundo de los pañales, la lactancia, la falta de sueño… y cuando esos niños crecen y cumplen años, uno se mete en el implacable mundo de… los salones infantiles!

Mi chiquitina cumplió 5 años!

Esos lugares malévolos, mayormente tugurios,  antros, PHs ambientados donde la única entrada de luz natural es una ventanita con un mega sticker con el nombre del lugar (los nombres de los salones ameritan un post por si solos…) Son espacios en los que uno indefectiblemente cae a la hora de festejar el cumpleañitos de su hijo.
Son prácticamente taxímetros que te cobran hasta el mililitro de oxigeno extra que respirás.

Estos lugares suelen tener un combo básico donde incluye el servicio de 2 1/2hs  para cierta cantidad de niños (entre 25 y 30 ), incluye el “derecho de admisión” de ciertos adultos (en general unos 10) y prácticamente… nada más!
Si tenés más de 25 nenes… pagás extra.
Si tenés más de 30 nenes… pagás un animador extra.
Si son más de 10 adultos… pagás extra.
El catering de los adultos… extra.
Las bebidas para los adultos... extra.
Si son más de 15 adultos… pagás extra.
La torta… extra.
La ambientación… extra.
Te querés quedar un rato más? Pagás extra!!!

Cuando empezás a hacer números se te fue un sueldo en el cumple del retoño.

En plena ambientación de Minnie

Y se dan las situaciones más curiosas... Te dicen, por ejemplo, que podés ambientar el saloncito y llevar las cosas 15’ antes de la hora de comienzo del cumple… Es físicamente imposible!! A quién se le ocurre?? O no hicieron un cumple en su vida o REALMENTE odian a los nenes y su único objetivo en la vida es complicarnos la nuestra!!

A ver si nos entendemos… si vos reservaste el lugar un martes a las 16.15hs se entiende que vas a hacer el festejo después del horario del jardín o del colegio no? En qué cabeza cabe que yo puedo ir a buscar a mi hija y a algún otro compañerito que siempre nos ofrecemos a llevar, cargar con la comida de los adultos, la bebida, la torta, los souvenirs, la ambientación, subir todo eso al salón y decorar y disponer todo en 15’??!!! Está bien que hay momentos en que nos convertimos en super mamás, pero de ahí a LITERALMENTE convertirme en la hija de Flash y La mujer maravilla… NO HAY CHANCE!!!

Una pregunta que suele hacerse lugar en mi cabeza, en especial cuando la fiesta va por la mitad y mi jaqueca en su límite es…¿Por qué, ay por qué hacen gritar taaaaanto a los nenes? ¿No es suficiente acaso con que el sonido sea SIEMPRE SIEMPRE malísimo, y ya de por si parezca que están hablando desde adentro de un inodoro? ¿No alcanza con la excitación que ya tienen los nenes que están cual resorte saltando, corriendo y gritando de acá para allá? Sumado a la música estrepitosa a todo volumen… Hay necesidad de hacerlos gritar?



Uno corre los días previos con los preparativos, corre el mismo día con la logística y corre después, para llevarse las cosas que sobraron, las decenas de bolsitas con regalos, atenta a que cada niño se vaya con el padre correspondiente y no se olvide su souvenir que tanto esfuerzo nos costó, buscar y llevarnos cualquier cosa que se pueda haber olvidado alguien... una corre para llegar a casa, bañarlos, lucha para que no abran cada uno de los regalos y el living se convierta en una sucursal de “Cebra”, trata de hacerlos dormir después de tantas emociones…

Es un verdadero stress. Pero la realidad es que todo esfuerzo vale la pena! Ver esas caritas de emoción y felicidad por ser los protagonistas de semejante festejo, estar con sus amiguitos jugando, la emoción de la torta y todos cantándoles a ellos… no tiene precio.

Y después de todo, es sólo una vez al año... así que a inflar globos y ¡QUE LOS CUMPLAS FELIZ!