lunes, 25 de agosto de 2014

ENTRAMOS EN LA COCINA

Tengo una relación amor-odio con la cocina. Amo cocinar cosas dulces, todo lo que sea tortas, budines, tartas, cupcakes, galletitas... lo disfruto mucho, me divierte. Ahora cuando se trata de cosas saladas o de “comida” estoy (nunca más oportuna la frase) en el horno. 

Me encanta la idea de preparar super platos, caseros, saludables, miro los programas de cocina en la tele, leo blogs, compro libros y revistas, pero cuando tengo que poner manos a la obra… se me complica. Suelo filtrar las preparaciones ya desde la lista de ingredientes: si tiene más de 7 u 8 está afuera! No me gusta desgrasar carne, ni despinar pescado o deshuesar pollo. 
No me molesta hacer una torta que tenga 25 pasos y 32 preparaciones diferentes, pero cuando se trata de comida, no sé, simplemente no me gusta.
Obviamente cocino porque si no lo hago yo, aca no come nadie! Pero ya el sólo hecho de PENSAR qué cocinar cada día, me embola. A eso sumarle hacer las compras. Y preparar todo. Y cocinar. Y servirlo y esperar que a la familia le guste. Porque pareciera que el tiempo de elaboración que lleva un plato es inversamente proporcional a la aceptación de la familia. 

Con la pastelería no hay llanto al picar ni olores desagradables en las manos. Es más fácil, suelen ser siempre los mismos ingredientes: huevos, harina, manteca, azúcar, leche, crema, chocolate… Pero cuando tengo que preparar carne, llego al supermercado o a la carnicería y hay tantas opciones que nunca sé qué comprar. Y empieza la frustración. Llego a casa y le pongo toooooodo el empeño, pelo, hiervo, corto, pico, rallo y meto al horno, horas si es necesario… sólo para ver al sacarlo, que no se parece ni remotamente a la foto de la receta. O que la carne está dura. O que los chicos no lo quieren siquiera probar. Frustración 1, 2 y 3.


Hacer que los chicos (y los no tanto) coman verduras también es todo un desafío, y ahí es donde uno va buscando la receta perfecta: hervido, al vapor, al horno, tipo flan, como tortilla, salteado, mezclado, disfrazado… y muchas veces no hay caso. Una vez intenté hacerle una carita con la comida a mi hija, porque leí que si era más divertido lo iba a comer, pero sólo logré que se ponga a llorar y se rehúse a seguir comiendo porque le había arrancado una oreja…


Girasol de espinaca by Chuli

Es por eso que esta receta fue mágica! No sólo se veía hermoso sino que logré que mis hijos y mi marido la comieran… y no solo eso, sino que les gustara!!

Es básicamente una tarta de verdura pero con un giro (literalmente hablando).
La idea desde ya que no fue mía, sino me hubiera evitado la lucha por que coman "lo verde" desde hace mucho tiempo. 


Photo: coolinarika

GIRASOL DE ESPINACA


Ingredientes:

2 tapas para tarta (o masa casera si prefieren)
400gr de espinaca congelada 
2 cebollas chicas
500 gr de ricota
2 huevos
Queso rallado o en hebras, a gusto
Sal
Pimienta
Nuez moscada
Semillas de sésamo blanca y negra

Lo original de la receta es el procedimiento más que los ingredientes. Estos son básicamente los mismos que para una tarta de verdura. Pueden agregarle si quieren morrón, zanahoria rallada, jamón o también quitarle algún condimento que no les guste.

Para este relleno, picamos o procesamos las cebollas y las doramos en un poquito de aceite. Luego agregamos la espinaca cocida. Mezclamos y sacamos del fuego.
CHULI TIP: Para cocinar la espinaca sin que pierdan sus nutrientes, las cocinamos en una sartén antiadherente. Si están congeladas, así como las sacamos del paquete las ponemos a cocinar. Si están frescas, lo hacemos después de lavarlas, sin secarlas. Así quedan más verdes, no pierden propiedades y para nosotras es más rápido y fácil.
Agregamos la ricota, el queso, los huevos y condimentamos.

Rociamos una fuente con spray vegetal y disponemos una de las tapas.

Colocamos un poco de relleno en el centro y dejando un espacio hacemos un aro alrededor con el mismo relleno. Colocamos la otra tapa y cubrimos el centro con un bowl, taza o vaso. Esto nos va a ayudar a darle la forma al girasol y que mantenga el centro. Cerramos los bordes, ya sea con tenedor o repulgue.

Para hacer el girasol cortamos una porción, desde el borde del recipiente que colocamos en el centro, y la giramos de manera tal que el relleno quede a la vista. Y repetimos. Y repetimos. Y repetimos. Hasta terminar toda la vuelta.

Pincelamos con huevo el centro y espolvoreamos con las semillas de sésamo.

Llevar al horno hasta que esté dorado.
CHULI TIP: Para una versión bajas calorías podemos usar las tapas light y la ricota y el queso descremados.



Si te gusta la verdura, es una perdición, el sésamo le da un gustito único. Esto es sólo una idea, yo no probé pero calculo que es adaptable a otros rellenos que sean más o menos "sostenidos".


Espero que la hagan y la disfruten!!! Mándenme fotos de sus resultados y con qué variantes probaron y cómo resultó!!


Para el próximo post prometo una receta dulce!!!!

Bachikner para tod@s!!



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